Trataremos sobre los segundos -los legales-, y de antemano, me barrunto las objeciones que opondrán alguno de ustedes: que si no se puede ser más papista que el Papa, que a ver quién me he creído que soy para pontificar sobre lo que está bien o no, únicamente en función de mis gustos y mis limitados conocimientos, y demás razones similares. Lo acepto. Seguro que, quienes así discurren, llevan razón en lo sustancial, y que debería remover mis melindres para con el idioma. Y dado que remover, en el sentido anglosajón de eliminar, figura como tal entre las acepciones de la RAE, toca callarse. Ya saben: doctores tiene la Iglesia.
DOCTORES TIENE LA IGLESIA
